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domingo, 21 de julio de 2019

Luz

Sabías que camino seguir, entendías como encastrar las piezas para que funcione de nuevo, pero no podías levantarte a realizarlo, estabas muy dolida. Y es que andas como lamparita iluminando de aquí para allá, cuando chocas contra algo cruel tus cristales se rompen y cuesta tanto volverse a encenderse.
Estabas encerrada, negándole el paso a cualquiera, estás rendida, ya entendiste que esto te costaría, tu luz se había apagado y en esa oscuridad que te hundiste parecía que nada tenía solución. Pero ahí llego el, tan lindo cómo un muñequito de torta, abrazándote fuerte, tan fuerte que no puedas pensar en otra cosa más que en ese abrazos, ahí llega el con sus instrumentos de diseñador a arreglar los vidrios estallados, y una vez que unió las parte, atentamente tratando de no romper aún más, sin saber en qué se metía, remo en la tormenta para devolverle la luz, y en eso...ella volvió a ser, pudo unir las piezas, pudo levantarse, el solo le sacudió la tierra y me recordó lo linda que se veía alta, grande, y brillante. El me devolvió la energía para querer volver a brillar, viajo horas, pero ahí estuvo secandole las lágrimas, diciéndole que pronto todo acabaría. Diciéndole que arriba, ¡ Por favor, que nadie te haga sentir asi, eres luz! Y ella recordó lo que se sentía iluminar, lo abrazó entendiendo que estaba lista para volver al camino.

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