Cada día un poco más rota, cada día un poco más desarmada, cada día un poco más sola. Aceptar que todo tiene un final por más que uno se resista te vencen, te obligan y te arrebatan lo más valioso, tu preferido. El alma quebrada, los huesos débiles, el estómago cerrado, los ojos húmedos, la cabeza arrollada, y marcas por dónde quier, el aire entra solamente porque hay agujeros, no porque sea requerido.

Una realidad de desamor

Como todo en la vida este duelo tenía un lado amargo, un lado ácido, difícil de digerir y aunque estaba bien, de a ratos puedo llegar a decir que estaba hasta feliz, había otros momentos donde lo recordaba, lo odiaba, lo odio siento como si hubiera venido directo a arruinar lo más lindo que tenía, el amor más hermoso y verdadero que había sentido, me arrancó mí motor, me obligó a soltar lo que por tanto tiempo me hizo vivir, y nisiquiera me avisó solo dio un par de gritos empujones y eso fue todo.
Terminar una relación es difícil, no es fácil no extrañar a una persona con la que estuviste y compartiste mucho, pero terminar una relación de una manera agresiva es un arma de doble filo, te encontrás con un montón de personas que conociéndote de unos cincos encuentros te dan más valor que aquel hombre que juraba amarte y daba su vida por vos, te encontrás con recuerdos que no encajan con la persona que fue el último tiempo con vos. Entender que por más que pase el tiempo el nunca va tener suficiente consciencia para entender cuánto te destruyó porque aunque te quebraba el orgullo en dos y el valor, vos volvias, volvias para decirle que sabías que detrás de todo lo malo estaba ese amor que hubo, pero no, el seguía lastimandote y golpeandote con la realidad, una realidad nueva, diferente, una realidad de desamor, mentiras, excusas, vueltas y sufrimiento en carne propia.
"Volví con vos por lástima" me dijo, nunca pensé decir esto pero.... No tengo absolutamente nada que acotar a ese comentario pero que la persona que te dio la mano miles de veces cuando estabas en lo más profundo de la oscuridad te diga eso te hace detener tu vida, replantearte con quién estás hablando, con quién saliste, a quien le estuviste confiando tu amor, y quién claro hizo lo que quiso con el poder que le otorgarste... Hacerte feliz o hacerte padecer agonía.