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lunes, 22 de abril de 2019

Mí vida en otra ciudad

Lo vi y sabía que lo quería tener, no voy a romantizar algo que era únicamente sexual, voy a contar la verdad de la historia. Me observaba, desde lejos sin acercarse, hasta que llegó nuestro momento, hablamos de las cosas que yo no quería hablar, el solo quería asegurarse que yo estuviese sola me había conocido acompañada, y necesitaba saber que eso era cosa del pasado. Una vez confirmada mí situación reímos, y en el momento menos pensando nos besamos, un beso de esos que te encantan, pero solo era un beso. Nada que no ya no me haya pasado en ese boliche, me fui a seguir disfrutando con mí amiga, tiempo después me lo volví a cruzar y me hizo un corazón con sus manos dandome a entender que lo tenía loco, fue eso que me implicó querer quedarme toda esa noche con el, ya había amanecido nos estaban echando así que renuncié a mí deseo. Producto de mí borrachera nos escribimos las siguientes horas, mensajes sin mucho sentido, hablando de casamiento y de mudarnos, como quien sueña con los ojos cerrados.
Al otro día no entendía bien que había pasado, solo sabía que me seguía pareciendo hermosísimo, miré mí celular y tenía un mensaje de él, la historia seguía. Esa noche sin importarnos el resto nos encontramos súper tarde en una plaza, nos conocimos un poco, cada uno contó su historia, nos besamos un poco más y eso fue todo. Hasta aquí para mí no era más que un amor de verano, hubo varias escenas de estas, meriendas, helados, tardes de hablar de nosotros y besarnos.
Una noche me autoinvite a dormir para aprovechar la libertad que tengo en la costa, esa noche decidí que el no sería uno más, el iba a ser diferente, no sabía que, pero sí que esto era diferente. Esa noche entendí nunca en verdad me habían hecho el amor, había tenido sexo ordinario, pero nunca nadie me había tratado tan dulcemente, nadie me había besado hasta los pies, nadie me había abrazo una noche entera, nadie me había despertado a los besos. Decidí que lo quería en mí vida, no podía dejarlo ir, necesitaba volver a sentirme así. Noches cómo estás hubo varias, desayunar juntos, dormir abrazados, besos mañaneros. La perfección el 10 horas.
Todo fue hermoso, hasta que el tuvo que volver a su destino, yo seguí un tiempo más en la playa y aunque seguía salíendo ya nada me interesaba lo suficiente, imaginaba verlo en cada esquina pero nunca era el, esos fueron los momentos donde entendí que no había sido un amor de verano, algo había sentido, algo que quería repetir, algo que hacía que ya nadie me interese.
Volví a mí casa, y una vez que ambos estuvimos en nuestro lugar habitual fue cuando más surgió todo, cuando más hablábamos, más enredados quedamos. Aunque el me encantaba y parecía ser todo lo que me gustaba sabía que vivía lejos y eso implicaba varios factores que yo no sabía cómo manejar, me altere de solo pensar que nunca lo volvería a ver, el me dijo que este tranquila que el lo resolvería, días después estaba ahí en la puerta de mí casa buscándome, y créanme que fue mejor que en la costa, sus besos tenían el mismo sabor del amanecer en la playa, su ternura al hacer el amor, sus chistes iguales a los míos, su dulzura en su trato, no podría cambiar algo. Días después se fue y entendí que quería ponerme todas las mochilas que una relación implica y así que decidí viajar yo, y créanme que ahí fue cuando entendí que esto iba más en serio que cualquier otra cosa en mí vida, ir, ver su vida, verlo que me incluye en ella, no necesite más que el abrirme la puerta del auto, los desayunos a la cama, las duchas juntos, y los paseos porteños. Este sería mí hogar, no Buenos Aires, sino al lado de el.

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