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miércoles, 9 de enero de 2019

La tormenta

Nunca terminar una relación es fácil, pero está, créanme que había sido una tormenta, con tranquilidad, terremotos, salía el sol y luego al final... El huracán.
La tormenta fue fuerte e intensa al principio actuaba como si no existiese, hasta que llegó un punto punto que reaccione y creí que ahí mismo moriría, aunque una parte mía estaba muy fuerte y de lejos parecía ver el camino, en un momento tome consciencia y decidí actuar... Ahí vino la tranquilidad que duro lo mismo que una erección, fue eso, solamente la tranquilidad de un buen sexo y allí luego de un par de orgasmos empezó el terremoto, el cual duro días, era angustia constante, llanto y llamadas desesperadas, era el intento de salvar(nos) jamás intenté salvarme yo y ese fue el problema de mí quiebre, estaba obsesionada con que la relación sobreviva no importa el costo.
 Luego salió el sol, el confuso sol que te hace creer que quizás todo se solucionó, el sol que te besa y te dice que aún te ama, el sol que te vuelve abrigar haciéndote refugiada y protegida para después arrancarte de nuevo... Porque finalmente viene el huracan, el huracán... A ese sí que no sobreviví, supongo que el sol me distrajo tanto que me agarró desprevenida, no tenía la fuerza necesaria para enfrentarlo , el huracán me dejó tres semanas en cama, el huracán me mato. De la psicóloga al hospital, y visevera, el huracan fue la realidad volandome la cabeza, haciéndome ver qué por querer salvarnos una parte mía se ahogó, y se ahogo para siempre.
Todo eso fue mí separación, hay quienes dirían que parece una tormenta perfecta, en mí experiencia fue el dolor más grande que me tocó atravesar.

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