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lunes, 25 de febrero de 2019

17/01/19

Permiso, tus ojos me tienen como esclava no puedo dejar de mirarte, fue mi idea para empezar la conversación pero estamos en el siglo veintiuno no habría sonado bien, solo me puse cerca de el, sola pero cerca de el y bastó para tener una charla ordinaria, estaba nerviosa quería llegar al Punto de besarlo, había algo que me atraía tanto, necesitaba abrazarlo. De un momento al otro se me acercó, buscando agarrar una botella quedamos tan cerca que podía oler su respiración, bastó con una sonrisa para que se de cuenta de mis deseos ocultos, y me beso, fue uno de esos besos que no se te olvidan más, de esos que querés contarle a tus nietos, de esos que querés repetir día tras día. Supe en ese entonces que querría mas, mi cuerpo lo deseaba y no se muy bien porque. Pero como la histerica se aleja del deseo yo me fui, hui de el con pretextos berretas.
Transcurrida casi toda la noche, lo vi desde lejos haciéndome un corazón con sus manos bastó con un corazón para que volviese a el contándole un poco de mí vida, para dejarme llevar por el y su mundo. Bastó con un simple corazón y un beso de película para que quedara en jaque, volví  a Disney, volví a tener 13 de nuevo y a sentir que estaba enamorada de alguien que acababa de conocer, volví a dejarme conquistar pero el lo vale.
Recuerdo irme a dormir esa noche sabiendo que había sido todo resultado de su borrachera, me desperté ansiosa corriendo a buscar mí móvil y vi su mensaje "Buen día hermosa" bastó con eso para sonreír todo el santo día, no había sido todo por el alcohol, se acordaba de mí, de nuestras charlas de alcohólicos empedernidos hablando de casarse y aún así me mandaba buen día, estaba en shock. Quizás Disney no estaba tan lejos, a lo largo de la conversación insistió con verme, créanme que ni yo me lo creía, no me pude negar, bastó con que prefiera estar conmigo una noche sentados en el banco de una plaza que con sus amigos en un bar para que le diera otra cita.
La siguiente tuvo mucho más fuego que las anteriores, habíamos arreglado para que yo me quedara a dormir,  no sabía muy bien porque había aceptado nunca me gustó dormir acompañada pero si eso significaba sexo hasta la mañana acepté. Esa noche no me sentía sexuada, me sentí apasionada, me sentí como si en vez de realizarme el sexo clásico de las primeras citas me hubiese hecho el amor, amando cada parte de mí cuerpo, besando todo lo que conlleva piel, acariciándome como si fuera un bebé, me cuido como hacía tanto no lo hacían. Y al final de la noche cuando nuestros cuerpos estaban tan cansados me abrazó tan delicadamente que lo dejé, dejé que me abrace mientras dormía y bastó, bastó con sus abrazos nocturnos para que me diera cuenta que el me estaba dando algo que nunca había recibido, algo nuevo, algo que me hacía ver como si estuviese hecha de oro, algo que sabía que quería conservar, algo por lo que quería luchar.
Si necesitaba reevalorarme, claramente cruzarnos fue lo mejor.

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