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martes, 13 de mayo de 2014

Lo peor de todo era que parece no tener remedio

Sabia que había un lado positivo y un negativo de escucharte, tenia días donde creía que esto era uno de esos meses que tu mamá contaba que se encontró lejos de tu padre, recuerdo que cuando lo contaba ambos reíamos pensando y mira como están ahora de felices. Comenzó siendo una anécdota nueva para nuestros nietos, pero los días seguían pasando y el cada vez me hablaba menos,  ya no se interesaba por lo que me ocurría y aunque le hablaba no sentía que era el de siempre.
No podía soportar pensar que se acababa todo, no podía, era mas fuerte que hasta mi propio cuerpo. Recuerdo que una noche de esas donde el insomnio te acompaña hasta la universidad, trate de mentalizarme de que si existía la idea de que esto sea el final por un largo, o quizás para siempre y fue inexplicable para la ciencia y la psicología como es que mi cuerpo comenzó a temblar, mis lagrimas se acumulaban de manera tan rápida en mi cara, no dejaba de pensar en todas las cosas tan infantiles y divertías de las cuales se trataba nuestra relación esas mismas cosas que nunca nadie entendió. Solo nosotros sabíamos como era nuestro idioma de bebes, solo nosotros sabíamos porque cuando estábamos solos en vez de encerrarnos en una pieza jugábamos a "al que se le cae el globo pierde", solo nosotros nos poníamos a jugar a las escondidas en los supermercados, solo nosotros nos corríamos jugando. Solo nosotros, siempre fue una pareja muy pareja, muy de a dos, hasta que tu mismo decidiste tomar una decisión que te beneficiaba a vos, sin haberme contado del problema que te estaba ocurriendo, tu solo me sacaste de tu vida, como quien saca la basura de su casa, como quien tira un boleto viejo de colectivo, como quien tira un envoltorio de caramelo, así lo hiciste conmigo. 

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