Todo
este tiempo estuviste fingiendo alguien que no eras, pero cuando llegan las
doce y debes correr a tu realidad sabes que nunca volverás a sentirte como te
sentiste esa noche luciendo ese largo vestido, es que acaso ¿una chica no tiene
el poder de sentirse princesa más de una noche en su vida? La madrugada llego y
te corono como mentirosa a ti, y no cuenta que solamente querías impresionar al
príncipe, si no que no hiciste lo que tanto te repitieron “Nunca finjas ser
alguien que no eres”. Ahora es tarde, tarde para muchas cosas pero no para
explicar cómo fueron las cosas en realidad, pero temes, temes desilusionarlo,
temes cómo será su reacción, temes que no pueda comprender los motivos que tu
creíste fueron el motor que te balanceo a hacer semejante locura. Piensas que
la mejor opción es quizás negar todo y olvidarlo, reprimirlo en lo más lejano
de tu inconsciente y que ahí se quede por siempre, dejando así latiendo una y
otra el vez la intriga de que habría pasado si lo habrías enfrentado y podrías
vivir esa única noches todas las noches de vida.
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