Él está de mal y no sé si irme caminando hasta
donde sea que este, no sé si disfrazarme de payaso y tratar de levantarle el
ánimo.
Él se confunde, pues el futuro le desconoce y eso
le aterra, y es ahí cuando yo empiezo a contar las anécdotas más tontas que se
me ocurran para poder distraerlo.
El siente que hace todo mal, y ahí es cuando yo le
demuestro lo feliz que me hace, día tras día.
El cree que no es el mejor en nada, y ahí es cuando
me quemo la cabeza pensando como demostrarle que es lo más importante en mi
vida, y que es lo mejor que tengo.
Él me dice que creía no tenia oportunidad conmigo,
y ahí es cuando me pregunto a mí misma cuando fue que su autoestima se suicidó
y quedo devastado, siendo el, el sinónimo de belleza, bondad, dulzura, ternura,
espontaneidad, sinceridad, madurez.
El cuándo acaba de contarme cosas de su pasado
afirma que me desilusionó, y en realidad al escucharlo me siento tan orgullosa
de como enfrento los problemas y la rapidez con la que busco las soluciones y
las mantuvo firmes hasta hoy.
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