Lo observaba como miraba esa película en frente de mis padres, compenetrado en cada escena y imaginaba por todo lo que el atravesó antes de conocerme, todas las tormentas que cayeron sobre el y en la oscuridad que quedó después de eso. Me partía el alma pensar que el chico que hoy me aseguro que sea feliz en todo momento en una parte de su vida estuvo mal y yo no estuve ahí, acongojada por este malestar le sujeto la mano fuerte para que por más concentrado que este en la película sepa que siempre voy a estar ahí, siempre y para siempre, el gira, yo le sonrióe, me besa la mejilla y me dice que me ama. Ahí es donde suspiro mientras me digo a mi misma, tranquila estoy haciendo las cosas bien, el sigue enamorado de mi, y lo estoy haciendo feliz.
Lo que genera en mi es tan fuerte, provoca cosas sobrenaturales, siento su cuerpo pegado al mío y rompo en llanto, no me pregunten porque pero la primera vez que nos hicimos el amor llore todo el acto, era tanta la emoción, tanto el amor, el lugar era incómodo y caluroso, la música perfecta y tierna, el tan cuidadoso abrazándome como si fuera lo más preciado y yo besándolo mucho, mucho.
El lograba que todo sea especial, tenía ese toque de volver a lo rutinal algo emocionante, los domingos que antes eran aburridos, ahora tenían más diversión que mis antiguos sábados. Y si, quizás su perdí la cabeza, y este loca... Pero estoy loca por el, perdería la cabeza si es necesario solamente para hacerlo feliz a el, porque no quiero que jamás le falte nada.
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