El amor más sincero, la persona mas noble o como lo resumió mi padre "un pan triste" caminaba apagado sin luz, sin brillo, sin esperanza, el no tenía planes.
Por otro lado estaba ella un intento de suicida, con la piel marcada, el ayuno como estándarte y un expediente interesante en psiquiatria.
Éran un compilado, ella una rota y el un descosido que encajaron perfectamente, el la lleno de vida, la mostró hermosa siempre, le beso todo el cuerpo, la iluminó cada vez que puedo. Y ella lo lleno de expectativas, una casa, un perro, hijos, trabajo, títulos. Ambos se estaban haciendo bien.
El tiempo pasaba y ellos se fueron conociendo más, el entendió que nunca debía dejarla irla enojada a su casa porque sino ella se descargaba su enojo contra ella misma con días de ayuno y nuevas cicatrices, entendió que el sexo era como bilingüe día donde hacían el amor dulcemente y otras donde eran estrellas pornográficas, comprendió también que los problemas surgían cuando se separaban más de dos días.
Ella por su parte, aprendió a no preguntar por esas cosas que a él le hacían mal, solo escuchaba lo que el contaba, entendió que siempre podía contarle cualquier cosa, pero llegó a descubrir algo que nunca aceptó, vio que en esos apagones de vida paso por cada mujer que por sus ojos paso, vio que había bebido todos los labios de mujeres de noche, mujeres que ahora buscaban aparecer y nuestra fanática de Freud intentaba consultar estas cosas con sus profesionales, a punto de lastimarse lloraba. No era lo suficientemente fuerte para pelear, para levantarse por más ganada que tenga la batalla.
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