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domingo, 10 de julio de 2011

Dos niños enamorados

Como dos niños pequeños que se divierten soñando, jugando. Sin dolor. Sin miedo. Sin preocupaciones. Sin problemas. Imaginación y diversión como lema. Y así, sin mayor reparo, se persiguen, arriesgan sin ver riesgos. Bendita ignorancia. Son felices. Él le toma la mano y ella se abandona, sin reprimendas. Se deja llevar. Disfruta. Vive. 
Ojalá fuéramos como esos niños ingenuos. Daría lo que fuera por pensar como ellos, por ver la vida con esos ojos exentos de experiencia pero llenos de ilusión. Deberíamos actuar así, con inociencia y por diversión. Viviendo cada momento sin pensar en un mañana. Caminar acompañado de esa persona que te alegra el día con una mirada. Conformarnos con un pilla pilla y obtener como recompensa una carcajada sincera. Porque al fin y al cabo, la vida es un juego. Pero eso, sólo lo saben los peques.

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